lunes, 7 de septiembre de 2009

"Tres aciertos celestiales"


Encuentro tras encuentro, a partir del minuto 0, en el cuarto de hora de receso, el tiempo suplementario y más que nada en las charlas post-partido, los hinchas vuelven a poner de moda esa costumbre tan criolla de apuntar con el dedo al delantero que promete hacer goles; defenestrar a la línea defensiva, asegurar saber que si el árbitro hubiese cobrado “x” jugada, el equipo se llevaba los 3 puntos, y nunca creen que está de más pedir la renuncia del técnico.
A pesar de que todos los equipos de fútbol profesional forman con 11 jugadores, parecería ser que el público todavía no se ensañó lo suficiente con el arquero, quien casi siempre, por no decir todas las veces, se lleva el mote de “héroe” sin haber hecho muchos más méritos que sus compañeros.
Pero quien sí estaba ensañado con un delantero era el guardameta argentino Julio Cozzi. ¿Nombre y apellido de la víctima? Ángel Labruna.
El arquero que construyó gran parte de su carrera futbolística en Platense, comprendida entre los años 1944 y ‘49, regresando en el ’55, le atajó 3 de los cinco penales que le ejecutó el mayor goleador de la historia de River Plate.
Años más tarde, Cozzi y Labruna se volvieron a enfrentar, pero en el extranjero. El guardameta le impidió gritar “gol” a Angelito otras dos veces, cuando el ex Calamar e Independiente de Avellaneda defendía los tres palos de Millonarios de Colombia y más tarde, el de Caracas. ¿Qué tul?.


Lucila Filippo

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